martes, 14 de abril de 2009

Economía hace que jóvenes consideren la milicia




El alto costo de las matrículas universitarias ha hecho que miles de jóvenes consideren el ejército para poder pagar sus estudios. Actualmente se ha producido el mayor índice de reclutamientos militares visto en los últimos seis años. Según estadísticas de la fuerza armada de Estados Unidos, 89% de los reclutados del año 2008 entraron al ejército por las becas de estudio y se espera que esta cifra vaya en aumento.

“Yo estoy considerando entrar al ejército, no tengo dinero para la universidad”, dijo Juan Castillo de 21 años. “Vine de New Jersey para el Instituto de Arte de Fort Lauderdale a estudiar lo que me gusta, diseño gráfico. Tengo una beca parcial que no me da para nada. Estuve trabajando 40 horas a la semana en un restaurante y con eso sobrevivía. Un día llegué y me dijeron que la compañía iba a cerrar. No tengo otra alternativa que enlistarme si quiero hacer las cosas bien.”, dijo Castillo.

En el 2008 según estadísticas del Departamento de Defensa hubo 24,305 nuevos soldados en todas las ramas del ejército: las Fuerzas Armadas, la Marina, la Fuerza Aérea y los Marines. Este es el mayor índice de alistamientos que el ejército de los Estados Unidos haya tenido en medio de una Guerra. La situación económica tiene mucho que ver.

En el 2004 la situación era otra, la Guerra en Irak y Afganistán no eran vistas favorablemente y la milicia apenas llegaba a un 70% de los números de reclutamiento. La Guerra, que comenzó en el 2001 bajo el mandato del Ex Presidente de los Estados Unidos George Bush, tenía un 80% de desfavorabilidad para ese entonces mientras crecía el número de muertes de las tropas estadounidenses. En el último conteo militar hecho el pasado viernes 10 de abril en la Guerra han muerto 4261 soldados en Iraq y 1122 en Afganistán. Casi la misma cantidad de soldados muertos que en la Guerra de Vietnam, considerada una de las guerras más violentas en la historia.

La tasa de desempleo, que asciende el 8.3% el número más alto visto en los últimos 30 años ha creado un mercado competitivo. En febrero el Departamento del Trabajo estableció que para tener un salario razonable, hay que tener como mínimo un bachillerato con dos años de experiencia para asegurar un trabajo; pero la educación suele ser muy costosa. Según estadísticas la deuda promedio de un recién graduado de bachillerato es aproximadamente 70 mil dólares. Es por eso que muchos aceptan la posibilidad de la muerte en la guerra, con tal de cumplir sus sueños.

“Pagó los estudios con su vida” dijo Luis Cortés de su hijo Felipe, quien murió en un ataque en Irak hace seis meses. “Le vendieron a mi hijo que las fuerzas armadas le pagarían la universidad y por eso entró”. El joven, aceptado en la Universidad de Florida en Gainesville en el Departamento de Finanzas se enlistó en la Guardia Nacional al enterarse que su padre estaba desempleado. A pesar de ser una universidad pública, más económica que las privadas, el costo de su bachillerato ascendía los 60 mil dólares. “No es justo que me lo hayan quitado tan joven, todo por querer superarse.” continuó diciendo Cortés. Un caso no tan aislado de la realidad militar.

Casi un 15% de todos los soldados muertos hasta ahora en la Guerra de Afganistán e Irak entraron principalmente por las becas ofrecidas para los estudios. Aquellos que no han muerto han encontrado otras dificultades. Según el Departamento de Veteranos actualmente más del 50% de los soldados que regresan de la Guerra y cumplen con sus términos tienen problemas sicológicos. Muchos de estos padecen de estrés post traumático, una enfermedad mental que puede otorgarle a un veterano hasta un 100% de incapacidad. Dos de cada diez soldados que vuelven han perdido una extremidad o padecen de algún tipo de impedimento causado por daños a la columna vertebral y el cerebro. Estos nuevos veteranos lisiados en su mayoría tienen entre 18 a 25 años.

Las Fuerzas Armadas, la Marina, la Fuerza Aérea y los Marines ofrecen varios incentivos para aquellos que quieren estudiar. Los militares pueden especializarse en áreas requeridas para su rama militar, como navegación, comunicaciones y pilotería. Sin embargo, promueven la educación continuada de estas destrezas así como otras, para ser aplicadas en la vida civil. Las fuerzas armadas por ejemplo, ofrecen hasta $81,756 para estudios si se enlistan como activos y $22,000 si están en las reservas. Cuando hacen falta soldados, las reservas son activadas para la guerra, mientras esperan reciben entrenamientos y sirven en el país. Por la creciente necesidad de éstos en la guerra actual y las numerosas muertes, las reservas están casi a la par con el porcentaje de personal activo. Es por eso que muchos escogen están cogiendo a la rama activa, que triplica la cantidad de beneficios ofrecidos por las reservas. Los soldados además son elegibles a numerosos préstamos, y como veteranos obtienen preferencia en trabajos de gobierno. La marina ofrece hasta $25,000 para estudios y una cubierta de salud que incluye servicio dental para el veterano y su familia.

Adriana Ayala de 22 años se enlistó en la Marina el año pasado, un compromiso de cuatro años. Luego de haber completado la mitad de los créditos requeridos para un bachillerato en biología, decidió salirse de la universidad con el propósito de retomarlos luego. “No podía pagar más y pensé que era mejor así. Estaré con ellos cuatro años y después podré cumplir mi sueño de convertirme en doctora”, dijo Ayala. Esta joven de Puerto Rico se mudó el pasado septiembre a Tallahassee. “Yo me metí a la Marina por los beneficios y porque pensé que estaría más segura y alejada de la guerra aquí en vez de los Marines o las fuerzas armadas. Es triste pero para cumplir mis sueños tenía cuatro opciones: dejarlos, robar, vender drogas o enlistarme”, comentó con tono de frustración Adriana Ayala.

Actualmente el Presidente Obama, altamente favorecido en las elecciones pasadas por su promesa de ponerle fin a la Guerra en Irak, ha convocado 21,000 nuevas tropas de todas las ramas militares a Afganistán. El Presidente declaró ayer que la meta era “interrumpir y desmantelar al-Qaida para evitar que vayan a otro país en el futuro y asegurarnos que nuestros soldados estén luchando realmente por el fin del terrorismo”.

José Rivera, reclutador de la Guardia Nacional estableció que atraer a jóvenes estudiosos en estos momentos no era difícil. “Cuando me convertí en militar lo hice por lo mismo y en aquel entonces la cosa no estaba tan mala. Ahora, desgraciadamente, tienen dos opciones o se mueren en la guerra o se mueren de hambre. En la Guerra tienen más posibilidades de sobrevivir,” concluyó Rivera quien lleva activo ocho años y ahora es reclutador.

martes, 10 de marzo de 2009

Más allá de un día

Por Ada M. Álvarez Conde/ Especial para NAHJUPR
http://nahjupr.wordpress.com/2009/03/08/mas-alla-de-un-dia/

Un día no es suficiente. El ocho de marzo se considera el Día Internacional de la Mujer. Comenzó como una jornada de lucha feminista en todo el mundo por la conmemoración del día en marzo de 1908 en el cual, las trabajadoras del sector textil de Nueva York llamada Cotton declararon una huelga en protesta por las condiciones insoportables de trabajo. El dueño no aceptó la huelga y las obreras entonces ocuparon la empresa. El dueño cerró las puertas y prendió fuego al lugar, donde las 129 trabajadoras que había dentro, murieron.

Esta manifestación fue una muestra de lucha por las mujeres por mejores condiciones de trabajo. La manifestación espontánea -organizada por las trabajadoras que protestaban por los bajos salarios, la jornada laboral de doce horas, y las crecientes cargas laborales,- fue dispersada por la policía, de una forma bastante brutal. Cincuenta años más tarde, en el aniversario de esa manifestación, fue establecido en su memoria el Día Internacional de la Mujer. Pero ¿qué simboliza éste día?

Más allá de un recordatorio del incendio de las mujeres en Nueva York, se ha convertido en un día particular para recordar la lucha por la equidad de género. Ignorantemente, muchos hombres se quejan de que ellos no tienen un día, sin entender que más allá de celebrar a “la mujer” por su mera existencia, se ha tratado de luchar por sus derechos en la sociedad. Desde esos primeros años, el Día Internacional de la Mujer ha adquirido una nueva dimensión mundial para las mujeres de los países desarrollados y en desarrollo.

El creciente movimiento internacional de la mujer, reforzado por las Naciones Unidas mediante cuatro conferencias mundiales sobre ésta ha contribuido a que la conmemoración sea un punto de convergencia de las actividades coordinadas en favor de los derechos de la mujer y su participación en la vida política y económica. El Día Internacional de la Mujer es cada vez más una ocasión para reflexionar sobre los avances conseguidos, exigir cambios y celebrar los actos de valor y decisión de mujeres comunes que han desempeñado una función extraordinaria en la historia.Los derechos de las mujeres son derechos humanos. En 1945 las Naciones Unidas comenzaron a buscar que hombres y mujeres tuvieran los mismos derechos económicos, sociales, políticos y civiles. Sin embargo, como las mujeres en su mayoría han sido llevadas a esferas privadas y un estatus subordinado en la sociedad, han sido generalmente excluidas de definiciones e interpretaciones de derechos humanos. Es por esto que las experiencias de mujeres y niñas en la historia han sido ignoradas. El silencio y la invisibilidad de las mujeres en el poder político y la organización, así como la presión constante para someter a la mujer a unos roles más que tradicionales, limitantes han hecho posible que el discrimen continúe.

Las cifras son impresionantes. Una de cada tres mujeres americanas, así como 1 de cada 4 a nivel internacional ha sido víctima de violencia doméstica. En países, como China, donde hay preferencia de hijos varones, se ha llegado a cometer más injusticias a las niñas nacidas y se han abortado y matado a más de 10,000 sólo por su sexo. Según UNICEF, en guerras las mujeres y las niñas son el mayor blanco de tortura. En muchos países se hacen mutilaciones a los genitales femeninos, hay casamientos arreglados de niñas, abuso sexual, explotación y tráfico humano. Así como más desinformación sobre salud sexual y reproductiva y mayor contagio de HIV o SIDA. Como si fuera poco, según el Departamento del Trabajo una mujer gana 72 centavos por cada dólar. Además el 50% de los productos agrícolas del mundo son producidos por las mujeres, sin embargo son la clase social usualmente más pobre.

En fin, en las últimas décadas ha habido avances, pero falta mucho por hacer. El cambio no comienza con la celebración de un día, sino con la conciencia de la población de la situación de los derechos humanos del otro y de sí mismo. Entendiendo la necesidad de una equidad de género en lo más básico de la sociedad, como lo es la familia, podría alentar a la búsqueda de derechos humanos en otras áreas, haciendo posible una cultura de paz. Este día, reflexiona las estadísticas y analiza qué puedes hacer tú para ser un agente de cambio. Gandhi dijo: “sé tú el cambio que quieres ver en el mundo”. Por todas las que han muerto, por las que sufren, las que todavía callan: haz algo. ¿Qué esperas?

martes, 10 de febrero de 2009

Se busca una familia


Por: Ada M. Álvarez Conde



Yo quería una familia. Una familia que me amara, que me respetara, que por lo menos me demostrara el mínimo interés y cariño. Yo nací sólo, entre muchos, pero sin nadie. Yo buscaba una familia.
De cariño me llamaban Tom. No entiendo de dónde viene el nombre, ni por qué es el más común entre los varones como yo. Soy Nativo Americano, desciendo de indios Wampanoag. Esta tribu fue conquistada por los peregrinos que venían de Inglaterra, por allá en el norte en Massachussets. Las tribus le enseñaron a cuidar la tierra a estos nuevos habitantes. Luego de zarpar en un barco llamado Maryland que por poco se hunde, hicieron las paces con los Wampanoag. Celebraron su supervivencia, más sin embargo, llevaron a los míos al sacrificio. Con ese suceso comenzó una caza que no acabó. Sobrevivimos gracias a los valientes que se escondieron y que escapan año tras año de las garras de la extinción.
Mi madre me abandonó de pequeño. Comencé a tener hermanos y hermanas interminables; una familia grandísima y yo criándome solo. Cuando chico entraba a la fina y comenzaba a escuchar mucho alboroto. Trataba de establecer conversaciones y siempre parecía que estaba pintado en la pared. Como si fuera uno más. Me parecía estar ahogando en la multitud y a la vez estaba enterrado en un profundo silencio. A veces algunas personas rodeaban la casa, incrédulos ante mi gran familia para mí ausente. Miraban nuestras curvas, nuestra manera de hacer alboroto y a veces pienso que me miraban a mí, por estar en la esquina, en la parte de atrás. Se sentían de vez en cuando las cámaras, como truenos, como si fuera un extraño. Trataba de emitir ruidos pero esa gente que paseaba por allí muy pocas veces, nunca entendía mi lenguaje.
Me hubiera gustado comer más. Desde chico la familia decía que mientras más gordito más saludable. Sin embargo no era el único que padecía de una anorexia mental, ya que era demasiado meticuloso con la comida. Comía en pocas cantidades. Mucho habían dicho de la obesidad de mi gente. No pasábamos hambre, pero de vez en cuando algunos comían por veinte. A esos les llegaban las oportunidades. Migraban al norte. Iban a Nueva York, Carolina del Norte y Canadá. Era un centro de oportunidades y distribución. Muchos viajaron a esos Estados y desde allí se esparcían a toda la nación, les daban un propósito. Me parece que la última vez que vi a mi madre fue antes de que se fuera a una actividad masiva en Massachussets. Ese pueblito en donde se fundó la celebración que festejaba nuestro exterminio. Se iban al norte por las ideas que les vendían. Me imagino que a muchos le fue bien, porque nunca supimos de ellos. Y yo, recordaba con rabia, esa fecha que cambiaba constantemente en donde una colonización a mi pueblo resultó en un engaño.
Estaba libre en cuerpo pero no en alma, alejado en las montañas de un bello campo. Donde no había mucha gente. Al parecer muchos evitaban el bullicio y la ciudad, muchos tenían miedo. Algunos contaban historias de redadas que hacían en el pueblo para perseguirnos, cazarnos, secuestrarnos, para llevarnos y que a algún lugar parecido a un campo de concentración. Yo no les creía. Muchos andaban con miedo y por eso se apresuraban a salir, a viajar o sino contaban historias. Pensé mucho tiempo que el miedo venía a raíz de que nuestros días estaban contados desde que nacíamos. Desde el siglo XVI pasamos a ser personas de renombre. Se cuenta que un día la Reina Isabel en celebración por el barco hundido del enemigo, hizo una gran fiesta. Desde ese momento siempre fuimos sus invitados principales. Eso dice la leyenda.
De pasar a ser una raza casi extinta pasamos a ser muy populares. Viajamos todo el mundo. Sin embargo estamos marcados por las putas de la familia. Desde siempre hemos tenido una taza de mortandad muy elevada. Morimos jóvenes. Es por eso que muchas de nuestras hembras se venden por lo que sea. Muchos las codician por sus muslos, sus caderas y su capacidad para tener bebés. Ellas no duran mucho, pero dejan más en el camino. Nuestra peor época es el invierno. Alrededor de 252 millones mueren al año. De esos, 75 millones mueren en el invierno. No está claro si es el frío, si es la obesidad, la creciente criminalidad o las desapariciones que se dan en el país.
Un día vi mi suerte llegar. Estaba teniendo pensamientos suicidas. Dicen que el frío y la soledad dan depresión. Yo no tenía con quién hablar de todo, un mejor amigo, una mano cálida, un abrazo, nada. Llegaron unos nuevos vecinos. Rápido se interesaron en conocernos. A mí me vieron muy flaco y me llevaron en un camión, junto con otros más. Estaba en plena pavera con todos los que chocaban conmigo. Veía de reojo a las muchachas desde lejos y aprovechaba cada movimiento del carro para disimular un roce accidentado.
Me dieron de comer. Yo tenía tan poco apetito. En vez de cerrar el pico me instaban a que lo abriera, porque igual que mi familia, repetían que mientras más gordito más me iban a querer. Esa gente era extraña. Me parecía que vinieran de otro planeta. Eran mucho más grandes que yo y podían ocuparse a la vez de muchos de nosotros. Nos inyectaban medicinas. Vitaminas para ayudar a digerir más la comida. Me cuidaban el cuerpecito. Me brindaron un hospedaje, pequeño. Casi no me podía mover pero mi alma se regocijaba. Todo el día me la pasaba correteando y comiendo. Hacía mis necesidades, miraba a las hembras. Todos estábamos contagiados con la risa. No podíamos creer que le importara a tanta gente. No estaba sólo, sentía que estaba en el paraíso. Muchos se iban, se escapaban. A muchos de mis nuevos amigos no los vi más. Estuve unos dos meses en ese campamento de cuidados.
La comida me estaba haciendo efecto. Se me hacía más difícil corretear por esos andares, creo que ellos se daban cuenta. Me agarraban de las patas para moverme de un lugar a otro porque veían mi vagancia. No podía caminar muchísimo. Qué buena vida. Un buen día me dieron especial atención a mí. Me sentí en el cielo. Me parecía que un frío invernal se apoderaba de mi cuerpo a la vez que me pintaba de rojo con mis propias venas. Estaba en un viaje sin anestesia. Mi espíritu flotaba entre la tierra y mi cuerpo se sentía inflado. Olía cosas que jamás había tenido cerca. Flores, especies, frutas, almíbar, azúcar, pimienta. Moría poco a poco contento, porque me pasé la vida buscando una familia. Todos daban gracias, se agarraban de las manos, se veían contentos. Las sonrisas parecían pintadas como con un pincel mágico. Era mi destino estar en el centro de todo aquello. Yo quería una familia y la conseguí el día en que me convertí en el plato principal de la mesa.